2. Sobre la culpa.

Confieso ante Dios todopoderoso, y ante ustedes, hermanas: que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra, y omisión; por mi culpapor mi culpapor mi gran culpa.
La culpa es un sentimiento muy complicado. Se me da fatal describir sentimientos, así que me valgo de la definición de psicologíaymente
Solemos definir este concepto como un sentimiento desagradable nacido de la sanción, el señalamiento acusador o la condena producida por “algo que hicimos o que no hicimos y se asumía que debíamos hacer o no hacer”
No escojo esta definición al azar. Me parece que señala muy bien como funciona esa horrible sensación de culpabilidad que se aferra a ti y que puede atormentarte en los momentos más insospechados e incluso acompañarte toda tu vida (a no ser que seas un rey emérito de cierto país que no recuerdo). Sin embargo, de esta definición queda fuera otro tipo de culpa que no tengo ni idea de cómo llamar, pero que voy a intentar explicar. ¿La culpa no culpable? Me explico. Desde que tengo un uso pleno de la conciencia (o sea que no son demasiados años) me he ido sintiendo terriblemente culpable por actos, situaciones y sucesos en los que ni intervine, ni pude haberlo hecho. Por ejemplo, esto me ha pasado escuchando a compañeras indígenas durante el día de la """"hispanidad""""; experimentando así una sensación mazo chunga de culpabilidad directa sobre mí y mis antepasados por haber perpetrado semejantes horrores en los territorios del continente americano. Pero, al final... el pasado sigue siendo el pasado. Y si nos detenemos demasiado en el pasado, es probable que perdamos la vista en el presente, qué decir ya del futuro

Algo parecido me ocurre con el sexismo, solo que este fenómeno no es algo pasado (aunque lo del pasado también con mil matices, no toca en este post abrir el melón del neocolonialismo y del imperialismo que sigue vigente mediante diferentes vías). Muchas veces he tenido esa espantosa sensación de culpabilidad al conocer, escuchar o presenciar diversas situaciones horripilantes relacionadas con la violencia machista, fuera esta más o menos "visible". Y en el fondo es un asco, pues en la actualidad no me siento para nada representado por cosas así y al final entrar en una espiral de culpabilidad (como intentaba argumentar antes y seguramente fracasando en el intento) es una ventana directa al pasado, a lo que ya no podemos cambiar, a la depresión. 

No quiero entrar demasiado en ese tema. No estoy capacitado para hablar de ello y no quiero que mis palabras camuflen para bien o describan mal un trastorno al que nunca he sido ajeno y que he visto consumir mi vida y la de los míos.




Por eso, quiero hacer un pequeño alegato a favor de las propuestas más rompedoras. Las que aportan cosas nuevas a las discusión. Las teorías, preguntas y debates que no sólo se quedan en el pasado, en el "¿qué hemos hecho mal?" que es muy útil como medio, pero no debería ser el fin.

Y antes de acabar, quisiera enlazar un tema que se me vino inmediatamente a la cabeza tras pensar en la culpabilidad (sobre todo como hombre), del grupo Lágrimas de Sangre:



En resumen creo que mi mayor problema con la culpabilidad es que es un sentimiento, una sensación, lo que sea, que puede llegar a ser asfixiante. Y esta se da incluso cuando no hay motivos para sentirla... Ahí estoy seguro de que mis compañeras podrán aportar mucho más al tema desde su experiencia vital como mujeres, al estar estas aún más obligadas a seguir el cauce de unos roles más que opresivos.

Un saludo.

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